Desde
hace años Luz María ha
ocupado un importante lugar en la tribu de los artistas
plásticos en Puebla.
Elementos,
en su número 25, dedicó un espacio a su obra,
cuando era
una promesa en el arte. Hoy, tras una ausencia de varios
años
debida a una estancia en los Estados Unidos, Luz María se
revela
como un autor maduro. Con una obra que se inscribe en el arte
conceptual, ella expresa de forma peculiarmente lúcida las
tribulaciones e ideas dominantes de una clase media mexicana que parece
convencida de que el origen de los males de nuestra sociedad es
externo, que nuestros vicios y flagelos nos vienen de afuera.
Un lugar preponderante en su obra lo
ocupa la mujer,
pero la visión de Genis es pesimista y descorazonadora:
mujeres
con el alma rota, atrapadas sin remedio en los convencionalismos de una
sociedad hipócrita e indiferente, figurines de revistas de
moda
sin rasgos particulares que las individualicen, paralizadas de una vez
y para siempre entre los resortes de una ratonera que,
quizás,
ellas mismas han accionado; negadas a la rebeldía,
entregadas a
la resignación.
Luz María Genis es poseedora
de una mano
suelta para el dibujo, mano que, asociada con una astucia peculiar para
“pepenar” papelitos, colillas, fotos viejas,
botones,
hilos, cuendas, timbres, y cientos de chucherías, produce
una
obra peculiar, montada en todo tipo de soportes, que resulta sumamente
inquisitiva y nos invita a mirar de nueva manera diversos elementos de
nuestro medio, desde la televisión hasta las colillas de
cigarro, mirar de reojo, pero mirar e imaginar al fin, una realidad
construida a partir de los sobrantes de un mundo que se ahoga en sus
desperdicios.
Simón
Jawlensky