Natura
espacio relativo
Fernando
Gálvez Descargar
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Las
correspondencias entre la anatomía del hombre y el espacio
que lo rodea se han presentado en la imaginación humana
desde tiempos inmemoriales, lo vemos por igual en las formas que
adjudicaron los griegos a ciertas constelaciones o mucho
después, en la disposición anatómica
que Joyce adjudicó a Dublín en su Ulises. Hace
unos meses Adriana Calatayud fue elegida en la selección de
la Novena Bienal de Fotografía con un políptico
de imágenes en las que se veían distintas zonas
posteriores del cuerpo de un hombre recorrido por los dibujos de
mapamundis antiguos, como si el mito de Atlas cargando al planeta se
transformara en el del mundo integrado a la espalda del hombre.
Aquellas imágenes híbridas son un
lógico antecedente de las que hoy nos presenta la artista,
pues lo que hace en esta nueva serie es invertir el problema: ya no se
trata de trasladar la geografía terráquea hacia
la forma anatómica sino de encontrar en diversos paisajes el
órgano, músculo o fragmento anatómico
que mejor dialogue formalmente o poéticamente con la
región geográfica en la que será
colocado. La fragmentación del cuerpo es algo determinante
en el salto de la fotografía de ser mera auxiliar
técnica de la pintura y la escultura a convertirse en un
arte autónomo. Al fotografiar una mano o un hombro, los
trabajadores de la lente descubrieron las posibilidades
poéticas de la imagen fotográfica, como si
hubiesen asumido de pronto que su lenguaje parte inevitablemente de la
fragmentación del todo y que al asumirlo potenciaban la
posibilidad de generar un lenguaje propio y no supeditado a otras artes
o a la ciencia. No resulta raro que, al final de un siglo que
aceleradamente fue dominado por la imagen fotográfica, la
estética dominante sea la fragmentación y
superposición de los lenguajes artísticos, y la
presencia cada vez más difundida de la fotografía
en los diversos campos del quehacer artístico. Los
fotomontajes de Moholy Nagy, Man Ray, Rodchenko y Heartfield, en los
terrenos del arte, el cartel y la publicidad, fueron las bases para la
configuración de la estética dominante en la
imagen mediática. Las posibilidades de combinatoria de
imágenes que dan el escáner y distintos programas
de computadora han radicalizado el dominio de las imágenes
híbridas en el universo iconográfico de nuestros
días. Las exploraciones artísticas de Adriana
Calatayud han caminado por estas rutas desde hace varios
años, haciéndolo con técnicas
variadas, pero siempre tomando como eje poético a la
anatomía humana. Se podría considerar que sus
trabajos tienen relación con obras como las del pintor David
Salle o de fotógrafos como Annette Messager, Doug Prince o
Georg Woodman, pero la propuesta que hoy presenta, radicaliza por mucho
las búsquedas que ha venido realizando y la coloca en un
sitio de vanguardia dentro del hibridaje visual que acontece hoy
día.
Al entrar a los terrenos de la tercera dimensión, Calatayud
encuentra una forma de llamar la atención del espectador y
de reforzar los planteamientos estéticos que la han ocupado
en sus trabajos de los últimos seis años. Si bien
la imagen estereoscópica o tridimensional fue inventada
desde el siglo xix, lo que se buscaba en aquella época era
generar la sensación de realidad, mientras que para
Calatayud, lo que interesa es reforzar la sugestión de
imágenes creadas y ausentes del mundo real. Cuando frente a
una orilla lacustre vemos adquirir volumen a diversos
órganos del aparato auditivo, pareciera que esas formas se
convirtieran en una vegetación fantástica inserta
en el paisaje, una vegetación que parece la
metáfora del sonido del silencio. Así, los
grabados anatómicos van encontrando su
disposición en diversas zonas naturales del mundo,
integrándose a las mismas como una manera de sugerir sus
funciones biológicas. Los dientes, el cerebro, las formas
óseas, el aparato respiratorio, el sentido del gusto, en
fin, la maravilla de la maquinaria corporal, es cantada aquí
por este gabinete virtual.
Presentación a la exposición Natura, espacio
relativo, inaugurada el 14 de junio del 2000 en la Galería
Central del Centro Nacional de la Artes-CONACULTA.
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